Panorámica del Pueblo Mágico de Cuetzalan.
Foto: Gabriel Navarro Guerrero @gabrielnavarroguerrero.

Mucho se comenta sobre sus calles empedradas, el olor a café, la nostálgica neblina, su mercado dominical donde todavía se practica el trueque, de su gran Parroquia de San Francisco de Asís (donde se escucha misa en náhuatl), de las vestimentas de sus habitantes y calidez de su gente, por supuesto sus huipiles, cascadas y sitios arqueológicos. No es casualidad que cada vez que la Revista México Desconocido somete a votación los pueblos mágicos de México, siempre Cuetzalan ocupa los primeros lugares. Por cierto es de los primeros pueblos mágicos que se decretaron en todo el país.

Sitio arqueológico de Yohualichan.
Foto: Gabriel Navarro Guerrero @gabrielnavarroguerrero.

Sin embargo hay dos aspectos de este pueblo mágico que me llaman la atención, el origen de su nombre y el tema de sus voladores.

El nombre Cuetzalan está formado por las raíces náhuatl que significa “Junto a las aves preciosas llamadas quetzal”. Si, el gran Quetzal, esta ave sagrada para las culturas originarias que los aztecas la asociaban con la deidad de Quetzalcóatl representada por una serpiente emplumada, y los mayas con Kukulkán, en la época en donde los tlatoanis y sacerdotes ornamentaban sus penachos, estandartes y vestiduras con sus plumas, considerado símbolo de poder y de riqueza, de la fertilidad, de la abundancia y de la vida. El famoso Penacho de Moctezuma era un quetzalapanecáyotl o tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro (aunque también tiene plumas de otras 3 especies), que se le dio como regalo a Hernán Cortes a su llegada a Tenochtitlan. Quien iba a pensar que acabaría en el Museo de Etnología de Viena, Austria.

Esta magnífica ave hoy en día está en peligro de extinción en México y solamente habita en la Reserva de la Biosfera “El Triunfo” (Chiapas), y por su puesto ya nunca más se verá alguna en Cuetzalan pero siempre llevara su recuerdo en el nombre. Nuestro país vecino de Guatemala no sólo lo considera su ave nacional sino que lo lleva en el centro de su bandera y es el nombre de su moneda. Esto como importante reflexión de lo que algún día hubo y ya nunca más se tendrá, en el llamado “lugar de quetzales” ya no volverá a volar ninguno en sus cielos.

Sin embargo, en Cuetzalan también las mujeres vuelan, y es literal, participan en la danza ritual asociada a la fertilidad (se representa mediante el descenso de los danzantes, que simbolizan la caída de la lluvia), en un importante cambio cultural pro igualdad de género, lo cual es de resaltarse.

Las mujeres también participan en la ceremonia de los voladores de Cuetzalan.
Foto: Gabriel Navarro Guerrero @gabrielnavarroguerrero.

En 2009 en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, el Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, de la UNESCO declara 76 actividades como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad incluyendo: El Tango, La caligrafía china, El arte chino del recorte de papel, La ópera tibetana, El Carnaval de Negros y Blancos en Colombia, La fabricación de encajes en Croacia, danzas tradicionales japonesas como El daimokutate, y El chakkirako, el festival religioso del Ramman en la India. Por supuesto México no podía faltar y consideraron La ceremonia ritual de los Voladores y como Lugares de memoria y tradiciones vivas de los otomi-chichimecas de Toliman a la Pena de Bernal.

Por cierto, cuando consulté el documento oficial de la UNESCO 2009 con orgullo vi que en su portada aparece una foto de los voladores, pero después pase de orgullo a pena cuando observe el detalle que el “palo” es un tubo de acero, cuando debería implicar todo un ritual seleccionar el árbol para usar su tronco como mástil sagrado por el que fluyen las esencias divinas.

Es un ritual escoger el palo en el volarán.
Foto: Gabriel Navarro Guerrero @gabrielnavarroguerrero.

Regresando al tema de patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad, orgullosamente nuestro país es a nivel latinoamericano el que mayor número de registros tiene en esta lista, incluyendo: las fiestas indígenas dedicadas a los muertos, La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria, ancestral y viva (paradigma de Michoacán), El Mariachi, La charrería, La romería de Zapopan, Los parachicos de Chiapa de Corzo, La pirekua, canto tradicional de los p’urhépechas, y la más reciente los Procesos artesanales para la elaboración de la Talavera de Puebla y Tlaxcala (2019)

Y como todo buen poblano orgulloso, me gusta saber que muchos historiadores atribuyen a los Voladores de Cuetzalan como los primeros, antes de los de Papantla, argumentando que los totonacos que habitaban en la antigua ciudad de Yohualichan (hoy Junta Auxiliar del municipio), ya practicaban allí su danza antes de emigrar a la zona norte del estado de Veracruz (Papantla y el Tajín).

El palo ceremonial se encuentra frente la iglesia de San Francisco, donde se ofrece misa en náhuatl.
Foto: Gabriel Navarro Guerrero @gabrielnavarroguerrero.

Por último, mencionar que igual de importante que los Voladores es su Danza de los Quetzales, nuevamente se recuerda al ave sagrada extinta, con sus característicos “penachos” y trajes multicolores, acampados de sonajas, música de tambor y flauta de carrizo.

Espero que una vez que pasemos estos tiempos del COVID 19 podamos visitar Cuetzalan y llenarnos de su magia y energía, además de apoyar a reactivar su economía local consumiendo todo lo que nos ofrece.