Hoy es la fiesta de Sebastían de Aparicio, quien vivió en Puebla.

El Beato Sebastián de Aparicio es patrono de los transportes terrestres y los choferes y su fiesta se celebra el 25 de febrero, mucha gente acude al templo de San Francisco para que se les bendigan sus autos, cuenta con muchos devotos a pesar de no estar aún canonizado, la tradición popular lo ha aclamado santo; después de muchos años aun es espera un milagro para que sea nombrado como santo.

Sebastián de Aparicio Prado nació en La Gudiña, Reino de Galicia el 20 de enero de 1502 y murió en Puebla de los Ángeles, Nueva España el 25 de febrero de 1600, fue un religioso franciscano español beatificado el 17 de mayo de 1789 por su labor misionera en Nueva España en el inicio del siglo XVI. Partiendo de Sanlúcar de Barrameda en 1533 llega a la Nueva España por el puerto de Veracruz, en donde gracias a la Real Cédula de 16 de febrero de 1533 logra grandes exenciones de impuestos y otras gracias que eran dadas a los emigrantes, aunque debían invertir en propiedades inmuebles el diez por ciento de sus ganancias, con el objetivo de afianzarlos a su nueva tierra; todo esto previo contrato con la Casa de la Contratación de Veracruz Puebla era poco menos que un pequeño villorrio con una población de inmigrantes en su mayoría europeos; en sus alrededores caballos y vacas corrían libremente multiplicándose con facilidad.

Por este motivo el labrador Aparicio se dio a la tarea de capturar y domar este ganado como ranchero, en este sentido se le considera como el primer charro de América. El ganado cimarrón o salvaje era muy común, ya que los indígenas tenían prohibido montar y desconocían la cría de ganado vacuno, Aparicio se percató de que en las recuas que servían para el traslado de mercancías se usaba una gran cantidad de indígenas, los cuales usaban su mecapal y transportaban en sus espaldas las mercaderías. Tal vez como persona práctica recordó la carreta típica de su tierra, que podía recorrer los caminos estrechos gallegos, por eso las empezó a construir en sociedad con un carpintero. También solicitó y logró el permiso para mejorar las rutas existentes, con lo cual abrió el primer servicio de transporte rodado en México.

Posteriormente rompe su sociedad con el carpintero de Puebla se muda a la ciudad de México en 1542, donde abre el camino entre el Real y Minas de Nuestra Señora de los Remedios en Zacatecas y la capital virreinal, negocio en el cual prospera, se hizo amigo de los pueblos indígenas por los que atravesaba ya que no tenían noticias de ningún infortunio. En 1552 dejo este negocio por lo que vendió sus carretas y se vuelve hacendado con tierras que compra en los límites de las actuales delegaciones de Azcapotzalco y el municipio de Tlalnepantla, además de un rancho ganadero en las cercanías de Chapultepec, en lo que hoy sería la zona de Polanco. Para cuidad sus tierras y su ganado se muda al pueblo de Azcapotzalco y funda la Hacienda de San Nicolás, al norte de la ciudad y alrededor del Camino de Tlalnepantla. Dicha hacienda se llamó después Careaga y del Rosario. En su lugar se halla hoy una zona habitacional y una terminal del Metro de la ciudad de México.

En este lugar se supone que Sebastián protegió y dio nacimiento a la fiesta del Día de Muertos, conjuntando la tradición prehispánica de culto a los muertos de sus trabajadores y las celebraciones católicas de Todos los Santos y Fieles Difuntos. En 1562 Sebastián contrae matrimonio con la hija de un amigo, pero ella muere apenas un año después del matrimonio. Dos años más tarde vuelve a contraer matrimonio y su segunda esposa fallece apena ocho meses después. No hubo descendencia en ambos casos, tras enviudar, torna a la vida de trabajo en su hacienda.

Después de varios meses decide entrar a la vida religiosa, decidiéndose por la orden franciscana, a la cual no ingresa de inmediato, ya que como prueba a sus capacidades físicas se da como donado en el convento de clarisas, atendiendo como criado las necesidades del convento. Para esto dona por cesión el 20 de diciembre de 1573 sus propiedades valuadas en 20 mil pesos más otros mil que deja a su disposición por si llegase a necesitarlos. Comprobada su vocación el 9 de junio de 1574 viste el hábito franciscano como novicio, destinado al convento de San Francisco en la ciudad de México. También estuvo en el Convento de Santiago de Tlatelolco donde inicia una tradición de bendecir los vehículos nuevos, que se mantuvo hasta 1962 en el atrio del templo.

Así el 13 de junio de 1575 hace sus votos y entra como fraile a la Orden Franciscana, destinado al convento de Santiago de Tecali, en las cercanías de Puebla de los Ángeles, donde le es dado el oficio de limosnero, lo que lo hace recorrer los caminos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz y México. Muere el 25 de febrero de 1600 luego de una larga agonía, cuatro días después, llegan a su entierro gran cantidad de personas. Para su beatificación fue el mismo Felipe III quien escribe al Obispo de Tlaxcala para que inicie el proceso en 1603 y el mismo prelado le remite un año después la biografía escrita por Juan de Torquemeda, al parecer de los creyentes cristianos católicos romanos de la época, Sebastián de Aparicio debió tener las virtudes necesaria para considerarlo un santo de su iglesia, así se le proclama santo y variadas reliquias se van usando lo que en muchos casos lleva su destrucción en 1714 y 1746, el presbítero Miguel de Alcala y Mendiola, cronista de la ciudad de Puebla, escribe una lista con los nombres de los poblanos con olor de santidad, entre los que menos figuran esta Sebastián con solo unas notas, es hasta 1768 que se inicia los trabajos para su beatificación dirigidos por Mateo de Ximénez en el último momento logra su beatificación por el Papa Pio VI el 17 de mayo de 1789, a la cual sigue el trámite de su canonización, la cual hasta el presente no se ha logrado, esto a pesar de que los fieles le atribuyen hasta 968 milagros en su expediente.

Pero tanto en su pueblo natal La Gudiña, España como en Puebla lugar donde se conservan sus restos, se bendicen los automóviles y lo consideran patrono de los automóviles y los transportes terrestres, su cuerpo con más de 400 años de muerto, permanece expuesto en una urna con paredes de cristal en el templo de San Francisco en la ciudad de Puebla, aunque oficialmente no se sabe si este se conserva en forma natural o es un producto de algún proceso de conservación que lo hace permanecer incorrupto.