Actualmente la Basílica Catedral de Puebla abrió sus puertas después de haberse mantenido cerrada por más de 150 días, tiempo donde en “quietud” la luminosidad creativa de hace siglos se hizo presente.


Las circunstancias de la época exigen reclusión, aislamiento, encierro, acciones que la arquitectura no las reconoce como tal, ya que sigue expresándose recurriendo al pasado como fuente de inspiración, dotando a cada elemento de una fuerza artística que los  monumentos poseen y que de manera inconsciente nos trasportan a sus significados y valor.


Es innegable que un edificio sin gente da una lectura diferente; la Catedral, entre la historia, el arte  y la espiritualidad que emana, nos comparte datos arquitectónicos, iconográficos y de expresión mística  que obispos, canónigos, artistas y feligreses, ahora ausentes,  han impreso en sus muros, cúpulas, bóvedas, capillas y retablos, enunciando  la plenitud de un discurso, que a través de este medio compartimos con imágenes.


Utilizar el arte como inspiración, es buscar maneras de percibir a la Basílica espontáneamente, es descubrir en ella su “vida poco agitada” cuando se encuentra vacía, sin feligreses, haciendo referencia a Santa Teresa de Ávila en la -oración de quietud- que provoca que añoremos la paz de cuando la visitamos y nos encontramos con el   ambiente que nos comparte nuestra Catedral.

La representación de la Palabra Divina a través de la luz, la música y la geometría. El coro conjunta jerarquía, orden y equilibrio haciendo unidad entre las nave principal (central) las laterales, el crucero y al altar mayor. Foto: Alexa Mauleón.
Podemos trazar numerosas líneas perspectivas al interior de inmueble y siempre estarán interceptadas por elementos con un profundo significado, entre la iconografía Mariana que se encuentra representada en todos lados, signos de espiritualidad y profundo arrebato y de forma más “terrenal” no encontramos alegres juegos de formas barrocas “sosegadas” por el neoclásico. Arte, monumentalidad y fineza en una sola estructura: la Catedral de Puebla. Foto: Alexa Mauleón.

Ni la exagerada importancia del monumento de la Catedral de Puebla, ni el papel histórico que contiene, ni cada obra de arte única y singular que muestra cada uno de sus espacios, se comparan con la admiración y protección que nos envuelve al visitar el edificio, que articula un sin número de contenidos que compartir y que posterior a nuestra visita, nos invitan a considerarla como “un castillo” donde existen muchas moradas.

Quédate en casa para que pronto nos re encontremos.