El 16 de abril, los poblanos orgullosamente festejaremos la creación de una gran ciudad, la Puebla de los Ángeles, 1531 fue la fecha, cuando se decide crear la ciudad de españoles que andaban sin oficio, ni beneficio en el territorio mexicano y a la cual se denominó de los ángeles.
Pero ¿cómo fue este suceso?, ¿quiénes la eligieron?, ¿cómo se empezó a dar el arte y la cultura?, ¿cómo se creó ante la sociedad de la nueva España, ante el europeo y el mundo entero?, la existencia de esta gran ciudad, el mundo habló de ella, muchos la querían conocer, pero muchos otros querían venir a vivir a esta muy noble y muy leal ciudad, la corona española dio su autorización, la reina Isabel de Portugal le dio todo el apoyo, propuso el nombre y autorizo su fundación, le otorgó el escudo de armas y dieron todas las facilidades para su desarrollo, se le concesionaron tierras, se le dieron tributos y no se pagaban impuestos, en si todo el apoyo del reinado, pero ¿que conocemos de la realidad?, ¿cómo la fundamos?, ¿quiénes fueron los actores?, ¿quién determina el lugar?, se habla de un sueño, fray Julián Garcés lo relata como un reencuentro con la naturaleza donde determina el sitio, le da interés y realiza uno de los proyectos urbanos y arquitectónicos nunca antes vistos en esta región mesoamericana muy diferente a las ciudades de la cultura prehispánica, pero integradas a estas, el cabildeo y convencimiento a los pueblos y culturas del lugar debió haber sido muy interesante y eso hay que decirlo fue la otra autorización donde los de los pueblos les dotaban de tierras para la construcción de su ciudad en uno de los sitios más custodiados de religión y ofrendamiento en el área del Uicilapan y el Cuetlazcoapan.
Para llegar a este valle se hicieron las gestiones con los dueños del terreno, los vecinos del lugar, de este el de las flores, de los manantiales, de los colibríes y de ahí se les cedieron tierras por las culturas mesoamericanas, poca gente conoce este hecho las gestiones con los pueblos vecinos, ya que al centro existía el lugar más venerado, el Huitzilapan, el de respeto, el de cruce de ríos, Almoloyan (donde emana el agua), Alseseca (el de agua fría) y Atoyac (donde el agua se derrama) y al otro lado de ellos observando el Cuetlazcoapan, lugar donde cambian de piel las víboras, el lugar del agua de azufre, de las corrientes del volcán, y así la autorización como ellos nos la describen, muchos se han inspirado en la composición de esta Puebla de los Ángeles y sus ciudades aledañas que orgullosamente mantienen las expresiones de sus habitantes, en el uso del espacio creado en el fenómeno del mestizaje, ahora territorio del patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO desde 1987.
Los pueblos que acompañaron a la creación de esta realidad también hicieron fundaciones y otorgaron una gran enseñanza para la creación en la agricultura, el uso de los materiales: agrimensores, carpinteros, herreros, canteros, ladrilleros, alarifes, ceramistas, vidrieros, pasteros, doradores, al igual que bizcocheros, tocineros, curtidores, aguadores, agricultores, dándole la fuerza para integrar un sistema regional, ¡que visión de todos!, ¡que ciudades!, las de los españoles, primero en el Huitzilapan y posteriormente en el Cuetlaxcoapan y las de cada uno de los lugareños que fundaron su tecpan y que ahí quedaron, ahí siguen, en este lado del río, en el área de los franciscanos, respetando su lugar histórico protegido por bosques, jardines, manantiales y lagos ahora llamados barrios, protegidos por la sierra del Acueyamatepec (cerro de Loreto y Guadalupe) y Centepec, el lugar del maíz, (cerro de San Juan o la Paz), pero en realidad fueron estas pequeñas poblaciones de gran calidad humana, de las mejores familias, ahí se conservan nobles tradiciones, que después se fusionan con las tradiciones de los nuevos pobladores, los europeos y dan la majestuosidad de la enseñanza de relación de un conjunto de vecinos, fueron evangelizados, pero como lo dijimos anteriormente, mantuvieron sus festividades religiosas que le dan gran fiesta y algarabía, las topografías permitieron recordar a la gran Jerusalén en el recorrido del viacrucis desde el Gólgota, (arroyo de san francisco), hasta el monte Calvario, (cerro de Guadalupe). Cada lugar conto con sus parroquias y sus templos religiosos pero no perdió su nombre original, Analco, la ciudad de las flores, con su templo posado sobre el gran basamento con sus cuatro tlaxilacallis, el Huilolcatitlan, lugar de palomares, el Xochitlan, lugar de las flores y Acuitlalpan, tierra nueva, que a la ves colinda con el barrio de la luz que era el Tepetlalpan, el de tierra firme, el lugar de los alfareros, vecinos de un lugar pequeño donde se asentaron los franciscanos, el ecce homo, el de mayor jerarquía donde inicia el mestizaje y la ciudad del alto conjunto donde se une la religión con el poder indígena y español, donde se hacia el gran tianguis que llegaba por la calle real (14 oriente) y ahí los del tlaxcaltecapan que eran de Tlaxcala, los huejotzilacapan que eran de Huejotzingo, los calpantecapan que eran de Calpan y muchos otros de los pueblos de Cuautinchan, Totomihuacan, Cholula y hasta de Texcoco o México venían a comercializar todos sus productos, hasta los que venían del oriente en la Nao de China, siendo la herencia, pueblos originarios y nuevos pobladores, juntos dándole a PUEBLA su gran preponderancia.

Unos cumplían la labor de constructores, artesanos y productores, otros ordenaban y eran intermediarios de los productos que llegaban y del otro lado del rio, en el Cuetlazcoapan se herejía la segunda fundación de la Puebla de los ángeles donde ahora la conocemos ya que la primera la de 1531 se inundo por la creciente del rio Almoloya y el poder indígena les doto de ese territorio, ahí con traza de demus y ecumenus, de oriente a poniente y de norte a sur, de escuadra y compás, donde las aceras protegen de las lluvias, vientos y asoleamientos, en retículas con plazas, templos, y otras construcciones de gran belleza arquitectónicas, al centro una gran plaza perfectamente encuadrada para el servicio de la sociedad con el símbolo religioso de la catedral, del palacio, de la alcaldía y casas de la audiencia así como las zonas de los mercaderes porticadas para poder desarrollar una gran industria y comercio.

La ciudad de los Ángeles, donde cualquier vecino y morador que tuviera la dicha de vivir aquí, de crecer con licencia con sabiduría y con libertad y que gracias a la confianza de la corona, pero también de los señores gobernantes de los pueblos originarios, hace que esta gran belleza arquitectónica invite a todos a poblarla como nos dicen las ordenanzas y que gracias a ese orden lleguen las ordenes mendicantes, francisanos, agustinos, betlemitas, mercenarios, de la compañía de Jesús, y hubo hospitales, fábricas de vidrio, jabón, se hicieron los mejores tocinos, chicharrones de ahí el dicho que come el poblano cerdo, puerco, cochino y marrano y muchas otras actividades como las culturales dentro de la música, la danza, el canto, la ópera, el teatro, la educación y así a sus pobladores se le denomino por toda la nueva España hasta la reforma como la sociedad culta, Puebla fue por su importancia asediada en luchas pero bien defendida por sus pobladores y sus ciudades aledañas, los barrios, aquí llegaron de todas las culturas, alemanes, franceses, italianos, libaneses y la gran ciudad ahí sigue, nadie se equivocó, ni los de los pueblos originarios al dar el permiso de su fundación, ni de los europeos de hacer el experimento de la ciudad española, ahora Puebla crece, pero el centro histórico y sus zonas fundacionales son un ejemplo de convivencia en el patrimonio mundial, ¡que orgullo ser poblano!.

Sergio de la Luz Vergara Berdejo.