A unos cien metros de la mezquita de Santa Sofía en Estambul se encuentra otro de los principales atractivos que puedes visitar en esta magnífica ciudad: la Cisterna Basílica.

Este espacio subterráneo, construido por el emperador Justiniano (527 – 565) servía para abastecer de agua al Palacio Bizantino y sus jardines y se sabe que en el lugar que ahora ocupa se encontraba una Basílica, de donde toma su nombre.

Está conformada por 336 columnas de mármol de 9 metros de altura, distribuidas en 12 filas de 28 columnas con una separación de casi 5 metros entre sí, que dan la sensación de encontrarse en medio de un bosque.

La cisterna fue abierta al público en 1987 y el recorrido se hace a través de unas pasarelas rodeando las columnas. En su interior, como en algunos otros palacios y museos de Estambul te puedes tomar una foto de recuerdo disfrazado de sultán.

Sin duda lo que más llama atención durante el recorrido son las dos cabezas de Medusa de la época romana que se encuentran en la esquina noroeste y que sirven de pedestal a dos de las columnas.

Aunque no se sabe cómo llegaron esas cabezas ahí, se tienen la creencia de que fueran puestas con el fin de proteger este espacio, ya que pinturas y esculturas de este personaje se usaban en grandes estructuras y lugares especiales durante la misma época con este propósito.

La “columna que llora” es otro de los atractivos del lugar y de ella destacan los adornos en forma de lágrimas las cuales se dice eran esculpidas por los esclavos que trabajaron en la construcción de la cisterna cada vez que moría uno de sus compañeros a causa de los trabajos forzados.

Además de ser uno de los atractivos más importantes de Estambul, gracias al ambiente que se genera en su interior y su acústica la Cisterna Basílica ha servido de espacio para conciertos y pasarelas y ha sido locación en varias películas entre las que destacan: “Desde Rusia con Amor” con Sean Connery como el agente 007 (1963), “El Internacional” (2009) e “Inferno” con Tom Hanks (2016).