Fue el primer obispo de la antigua Diócesis de Tlaxcala y posteriormente de la Diócesis de Puebla.

El personaje de este día es el Primer Obispo de la antigua Diócesis de Tlaxcala, actual Arquidiócesis de Puebla, fray Julián Garcés, fue originario de Munébrega, esto en el reino de Aragón, España, vivió en el seno de una familia humilde, se desconoce la fecha exacta de su nacimiento pero se piensa que esto ocurrió entre 1452 y 1469. Sus estudios los realizó la Universidad de Salamanca y en la Universidad de Sorbona en París. Regreso a su patria donde se inclinó por el estudio religioso, tomó el hábito de la Orden de Predicadores en el convento de San Pedro Mártir de Dominicos, en Calatayud; después del proceso, continuo sus estudios en la citada universidad de París, de dónde salió gran filósofo, eminente teólogo, aventajado conocedor de las ciencias humanas y elocuente predicador.

Después de haber enseñado por algunos años en varios Colegios de su Orden y en el Convento de Zaragoza además de predicar fructuosamente el Evangelio en varias provincias de España, obtuvo el grado de Maestro. El emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, conocedor de su vasta cultura y de su singular elocuencia, lo nombró Predicador Ordinario de la Corte Española. Ocupando este cargo en 1519, fue presentado por el emperador Carlos V a la Santa Sede Apostólica como el Primer Obispo de la Nueva España, con el título de Obispo de la Diócesis Carolense de Nuestra Señora de los Remedios (En honor al Emperador Carlos, Diócesis que aún no estaba constituida), mandada erigir en la provincia de Yucatán, cuya erección no pudo efectuarse, por haber sido abandonada dicha provincia por los españoles, que se dedicaron a conquistar y a poblar otras comarcas del país.

Al elegirse por reiteradas súplicas del Emperador, la Diócesis de Tlaxcala por el Sumo Pontífice Clemente VII, mediante la bula: «DEVOTIONIS TUAE PROBATA SINCERITAS», (La reconocida sinceridad de tu adhesión incondicional), y por Real Cédula de 6 de octubre de 1527. El 13 de octubre de 1525 el fraile Julián Garcés, erigió la Diócesis de Tlaxcala en la ciudad de Granada y sufragánea de la misma, más tarde, el 1 de diciembre de 1526, tomando posesión de ella, a sus 75 años, anexando y aplicando en su persona, durante su vida «dumtaxat», la dignidad de Arcediano y una Canonjía con sus frutos y sus rentas, de modo que esta anexión no pasaría a sus sucesores en la Sede Episcopal de Tlaxcala.

Por desgracia se ignora el lugar y la fecha de su consagración episcopal no obstante asiduas y minuciosas investigaciones al respecto. Pese a su avanzada edad, no dudó en ponerse en camino hacia las Indias, tomando posesión de su Sede Apostólica dos años después, el 9 de noviembre de 1529. Así el Ilustrísimo Julián Garcés fue el primer Obispo Consagrado que vino a México, el Primero que entró a la Capital de México, entonces de la Nueva España, donde fue recibido, en el año de 1528 con gran beneplácito, y el primero que ejerció en nuestra Patria las funciones episcopales con la encomienda de realizar una enorme tarea pastoral en un vastísimo territorio, con dificultades orográficas y climáticas. A pesar de la insuficiencia de recursos materiales, construyó en Perote un hospital para españoles, donde acudía personalmente a llevar consuelo. Estableció escuelas para indígenas en Tlaxcala y Hueytlalpan.

A petición del ilustre prelado y de algunos connotados vecinos españoles y mediante una Cédula Real firmada en Ocaña, el 18 de enero de 1531 por la reina Isabel, esposa del emperador Carlos V en el lugar denominado “Cuetlaxcoapan”, (lugar donde las víboras cambian de piel), que pertenecía el territorio de Cholula, teniendo parte importante el obispo Garcés y el ilustre fray Toribio de Benavente, Orden Franciscana Menor o Motolinía como lo llamaban los nativos, entonces guardián del Convento Franciscano de Huejotzingo, el “Domingo de Pascua” 16 de abril de 1531 (según algunos historiadores de 1530), y con la aprobación de la «Segunda Real Audiencia» de México, integrada por fray Sebastián Ramírez de Fuen-Leal, como Presidente y los Señores Licenciados Juan de Salmerón, Francisco Zeynos, Alonso Maldonado y Vasco de Quiroga, (más tarde, esclarecido Primer Obispo de Michoacán), cómo oidores, se inició la FUNDACIÓN de la ciudad de Puebla de los Ángeles, trazando, a cordel, sus calles, acompañados de Alonso Martín Partidor y de Hernando de Saavedra, quedando oficialmente fundada la ciudad el día 29 de septiembre de 1531; fundación que fue aprobada por el emperador Carlos V, mediante su «Cédula Real», fechada en Madrid el 1 de marzo de 1535, siendo considerado el obispo Garcés como uno de los Fundadores de la ciudad; ya que el fundador oficial de la misma según afirma muy distinguido historiador contemporáneo fue Juan Salmerón y quien impuso el nombre a la ciudad, cómo consta por su carta enviada al consejo de indias, fechada el 30 de marzo de 1531, donde dice: » ….. conforme a la trazadestas pueblasiones se comensa a ensayar la puebla de los angeles que creo que terna este nombre asta que de alla se mande sí su magestad es servido que tenga otro e si este se oviere de mudar sera bien que quede en la yglesia de dicho pueblo…..»

Fundó el Hospital de “La Asunción” en el año de 1533, después llamado de “San Juan de Letrán”. Cómo los moradores de la ciudad de Tlaxcala, no se dan prisa en fabricar la Catedral y las casas para el Obispo y para los Señores Canónigos, no obstante las reiteradas y comedidas indicaciones del prelado, a ruego suyo y de su incipiente cabildo, con aprobación del Primer Virrey de la entonces Nueva España, Antonio de Mendoza, en el año de 1538, se trasladó la Sede Episcopal de Tlaxcala a la recién fundada Ciudad de Puebla de los Ángeles; traslación que más tarde fue ratificada por la «Cédula Real» del Príncipe Felipe (Años después el rey Felipe II de España), fechada en Valladolid el 6 de junio de 1543, ratificación que ya antes había autorizado el emperador Carlos V, como consta en el «Acta Capitular» del 30 de enero de 1543.

En el año de 1534, según afirma el historiador poblano Diego Antonio Bermúdez de Castro, con aprobación del obispo, fray Alonso de Escalona, fundo en la ciudad de Tlaxcala una escuela para aprender a leer y escribir, que fue la primera en su género, que hubo en México. Para bien espiritual de los fieles, gestionó la fundación de un Convento de Frailes de la Orden de Predicadores, mismo que fue erigido en 1535. Supo mediar en las disputas que surgieron entre el conquistador Hernán Cortés y Alonso de Estrada, tesorero y gobernador de la Nueva España. El 21 junio de 1535, el Papa Paulo III, se erige la Diócesis de Antequera a partir de la original Diócesis de Tlaxcala.

El 23 de agosto de 1536 como delegado del obispo Julián Garcés y por expresa indicación suya, el Canónigo Francisco de Leiva, colocó la primera piedra de la Primera Catedral que se edificó, según opinión de varios historiadores, en la parte posterior de la actual Catedral, de cal y canto que fue de 3 naves y que el 31 de agosto de 1539, ya casi terminada, fue Consagrada por el obispo Julián Garcés y dedicada en honor a la Inmaculada Concepción de la Virgen María. También impulsó la edificación del Palacio Episcopal en sus anexos. Esclarecido defensor y protector de los indígenas, por el año de 1537, escribió una elegante carta en latín al entonces sumo pontífice Pablo III (1534-1549), informándole sobre la idoneidad y capacidad de los naturales del país para aprender y entender la doctrina cristiana y de recibir los Santos Sacramentos, combatiendo y anulando la opinión de quienes creían y consideraban a los indios poco menos que irracionales e ineptos para hacerse cristianos. En contestación el Papa Paulo III expidió su célebre bula: «SUBLIMIS DEUS”, («EL EXCELSO DIOS DE TAL MANERA AMÓ AL GÉNERO HUMANO»), del 2 de junio de 1537, en la que proclamaba la racionabilidad de los indios y los declara capaces de recibir la religión cristiana y los Santos Sacramentos.

En 1538 comenzó la construcción del “Hospital de San Pedro”. Y el Papa Paulo III, separó el territorio de Chiapas del Obispado de Puebla-Tlaxcala, lo que favoreció un mejor equilibrio en sus dimensiones territoriales y, por ende, en la atención Pastoral. El día 22 de septiembre de 1539, celebro en la ciudad de Puebla de los Ángeles la Primera Sesión capitular del venerable Cabildo en un local anexo a la entonces Iglesia Catedral, con asistencia del obispo, y además con las rentas de una Canonjía, Benito López como Tesorero y los Señores Canónigos Esteban Rangel y Francisco Hernández, asistiendo también el entonces Juez Provisor del Obispado y después Primer Arcediano del Venerable Cabildo Francisco de León.

En la primavera del año de 1541, según firme y piadosa tradición en las estribaciones de la pequeña colina de San Lorenzo, extramuros de la ciudad de Tlaxcala, la santísima Virgen María se dignó a parecerse a un humilde indígena tlaxcalteca, oriundo del pueblo de Santa Isabel Xiloxostla, feligresía de Tepeyanco, Tlaxcala, llamado Juan Diego, ordenándole honrar, en la pequeña Ermita dedicada al glorioso mártir San Lorenzo, en la cima de la mencionada colina, la imagen de la Reina del Cielo que, en forma y circunstancias milagrosas, fue hallada en el hueco del tronco de un gigantesco árbol de Ocote, de dónde viene el nombre de Ocotlán; imagen que actualmente se venera en su actual, artística y suntuosa Basílica edificada en el lugar donde primitivamente estuvo edificada la pequeña Ermita de San Lorenzo.

Varón de gran caridad en favor de los pobres, de los enfermos y de los necesitados, el obispo Julían Garcés fundó en el pueblo de Perote Veracruz, un Hospital para los españoles pobres que venían de la Península Ibérica a buscar fortuna a la Nueva España y enfermaban al llegar a la Vera-Cruz, poniendo el cuidado del mismo al doctor Pedro López, que los asistían con edificante caridad, después de su muerte, quedó a cargo del Bernardino Álvarez, fundador de la Orden de la Caridad, conocida en México por «Orden de San Hipólito»; igualmente fundo otro Hospital en la ciudad de Puebla, al cual instituyó su heredero en el testamento otorgado en enero de 1541.

Junto con Zumárraga, fue nombrado por Carlos I Rey de España y V Emperador del Sacro Imperio, Protector de los Indios, a quienes defendió ante el Consejo de Indias, y obtuvo del Papa Paulo III tres bulas y una carta a favor de los indígenas: la Bula “Altitude Divini” (1537), que trata sobre el Bautismo y Matrimonio de los indígenas; la Bula “Sublimi Deus” (1537) que declara a los indígenas capaces de recibir los Santos Sacramentos; y una tercera, fechada en 1542 que trata de la Libertad de los Indígenas en sus bienes y modo de vivir. En su carta al Cardenal de Toledo de 1537, el Sumo Pontífice pide que los indígenas no sean reducidos a la esclavitud. Lleno de méritos y después de gobernar, con ejemplar acierto apostólico, celo Pastoral y paternal caridad, su dilatada Diócesis por espacio de 16 años y 6 días, falleció en la en su ciudad Episcopal de Puebla, el 7 de diciembre de 1542, víctima de fiebres palúdicas, a los noventa y cinco años.

Sus restos mortales reposan en la llamada Cripta de los Obispos, bajo el suntuoso Ciprés de la Santa Iglesia Basílica Catedral de Puebla.

Elogio «Sapiens, Integer, Emeritus» (“Sabio, Integro, Consumado”).

Arquidiócesis de Puebla